domingo, 9 de agosto de 2009

¿Las protesis inteligentes son realmente más caras?


La utilización de tecnología de rehabilitación en el caso de amputados no tiene porque resultar más cara. Un grupo de investigadores en Holanda han calculado los costes directos e indirectos (costes de intervención, costes sanitarios, costes para el paciente y su familia, de pérdida de productividad y costes totales) en un grupo de pacientes amputados femorales en los que se les adaptaba una prótesis de articulación de rodilla controlada electrónicamente con microprocesadores y en otro grupo en los que se les adaptada una rodilla protésica convencional no controlada electrónicamente. En el grupo de rodillas eléctronicas los costes de intervención así como el de la prótesis fueron mayores. Sin embargo el coste total fue sensiblemente menor (39.350 € en las electrónicas frente a 46.086 € de las convencionales) debido a que los costes familiares, de pérdida de productividad y coste de ayuda domiciliaria fueron menores en el grupo de rodillas electrónicas. Además la salud percibida por parte de los usuarios de "prótesis inteligentes" fue superior.



Costs and consequences of a prosthesis with an electronically stance and swing phase controlled knee joint




2 comentarios:

Juan Ignacio Marín Ojea dijo...

Además del coste, hay que tener en cuenta al futuro usuario de la prótesis y a que demanda le va a someter. No es lo mismo un amputado traumático joven con una alta demanda tanto en el terreno funcional, como de comodidad de marcha, capacidades e incluso estética que en el paciente anciano amputado por un problema vascular que va a realizar una muy baja demanda a su prótesis y que puede ir muy bien con una convencional. Póotesis electrónicas si pero no para todos.

Guillermo Rodríguez Maruri dijo...

Dr Marín no sabe lo que celebro su nuevo blog. A los residentes interesados en la neurorrehabilitación nos viene de perlas alguien que nos digiera la información en este campo tan complicado.

Lo dicho, ánimo y le leeremos!!!

Guillermo R. Maruri